lunes, 29 de septiembre de 2014

De la dehesa a la bodega


El cerdo ibérico es una raza autóctona de la Península Ibérica. Se crían casi en total libertad, alimentándose de lo que les da la naturaleza, principalmente bellotas, pero también otros frutos y hierbas aromáticas. Durante el invierno, el cerdo ibérico va ganando peso, sin dejar de hacer ejercicio cada día. Así se consigue su apreciada carne rosada y veteada. El cerdo se sacrifica después de unos 14 meses en libertad y comienza su curación, bajo el criterio experimentado del maestro jamonero.
1) Salazón
2) Secado
3) Bodega
Cubrir de sal los jamones para deshidratar la carne fresca. El tiempo depende del peso de cada pieza, más o menos un día por kilo. Dura más de un año, en espacios con temperatura y humedad controladas, imitando la meteorología de cada estación. Donde termina el proceso a temperatura ambiente. El tiempo lo marca la calidad del producto.

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